Brisa de la
tarde, fresca y veraniega.
Vuela mi
cortina, vuela la distancia como mi mente vuela.
Recorriendo
entre las telas corro el lienzo del recuerdo
Y en tus
piernas me acuesto, bajo tu mentón me duermo.
Brisa de la
tarde que me regala un ensueño
Un dormitar
placentero en el refugio del pasado,
cálido y
terrible, como la vida, como la muerte
como un
pasaje hasta tocar la comodidad de lo que no puede cambiarse.
Todo
premeditado en un tarot mentiroso del que sigues ajeno.
Brisa de la
tarde has que con las nubes se cubra el cielo
que la luz
cegadora de la distancia me oprime el pecho.
Luz que me
seduce tras los vidrios, refracta penas y adversidades
En la
tarde, en esta brisa que remueve las cortinas junto con mi deseo perverso
de volver
al pasado y cambiarlo todo…
Todo, todo
en una explosión de violeta que me devuelve al piso,
al irrevocable
ahora que casi está terminado, sellado y puesto en una bóveda.
A la que
volveré otra vez como objeto que sobrepasa al tiempo.
Tiempo que
desde hoy es brisa a la tarde de algún mañana.