miércoles, 31 de marzo de 2010

Rueda tu cabeza.

Rueda tu cabeza, rueda.

Las colillas de cigarros consumidos

Alfombrando una vida miserable.


Licor de sabor extraño adherido a tu garganta

El sabor de las ilusiones rotas

El sabor insulso de las derrotas.


Descarnándote en vida

Para encontrar la profundidad

Que se perdió entre mentiras.


Rueda tu cabeza, rueda

Sobre las callejuelas sucias

De los recuerdos pasados.


Unidos con cordeles de oro

Tus ilusiones van de la mano a fotografías

Que te recuerdan una y otra vez lo que fue una sonrisa.


Migajas de una alegría.

Lapsos de tiempo en los que logras soñar

A lo que llamas en secreto vida.


Muerte en el altar

Voces de ningún lado

Lluvia infinita

Te dejó demorado.

jueves, 25 de marzo de 2010

Y que me parta un rayo, en mil pedazos!
Que la mediocridad me consuma viva
en la llama que convierte en cenizas tus abrazos.
Después de todo soy un vago que pide monedas a tu paso.
Si supieras cerrar los ojos serías necio
pero no pudes dejar de juzgar tu canción, solo lees el envase.

Me cai enredada en flores muertas
olí tu olor despreciable egoísta y penetrante.
Dame un momento, tan solo
creo que merezco un respiro.
Viviendo a la sombra de tus errores
bajo el manto de lástima que muestras
en cada acto que das, en tu vida.

Y me siento a llorar y me río
porque nadie vio nunca más allá
de la imagen que creamos de tí
de la escena creada para excusarte
de la sonrisa habitual que solemos mostrarte.

Y ahora me pregunto qué es lo que hago
una vez más me paro a pensar sobre la marcha
y se hunde mi barco, y se hunde mi balsa
la respiración se entrecorta y mi corazón se acoraza.

Como si fuera la primera vez que me decepcionaras
como si fuera la primera vez que te escudara...

viernes, 5 de marzo de 2010


Reina de un cielo corrupto.

Mil lunas pasaron por tu ventana.
Adormilada en tu ingenuidad.
Respirando con suavidad
bajo el hechizo de la noche.

Al acecho de tu frescura,
Entre dientes hambrientos
se escapaban suspiros de amor
de tu admirador obsceno.

En las sombras.
Viéndote bailar con la melodía de la noche.
Con una música que entonaban los latidos de un corazón
que hacía tiempo permanecía dormido.

Tan tibio entre las sábanas imaginaba tu cuerpo
contra el frío de su piel de hielo
Tu cuerpo que no podía tocar.
Tu cuello que no podía besar
A través del vidrio.
No sin tu permiso.

Mil lunas pasaron por tu ventana
Antes de que alguien pudiera detenerlo
Lloró en cada una de esas lunas
observando tu mejilla descansar plácida sobre la almohada.
Tus ojos parpadear en un mal sueño
Que producía la obscura presencia
que aun ignorabas…

Su deseo era morir antes de hacerte daño.
Dicen que no es posible,
Pero los corazones muertos de vez en cuando aman
y aman realmente…

Su estaca estaba escondida en tus besos
pero eso era solo un sueño
Su cadena perpetua en los pasillos entre la vida y la muerte
no tenía fin, y en el fondo lo sabía,
más luchar contra el deseo de tenerte era más fuerte.

Una de esas noches cayó al precipicio de la tentación.
Imaginando penetrar en tu cuerpo, absorber tus besos.
Tocando en tu ventana tres veces, con la punta de sus dedos
Tus ojos se abrieron, mi niña, y lo vieron a él
Un monstruo de las noches
Un hombre que dejó de ser hombre
al caer en los colmillos del cielo corrupto.

Tus labios rojos, creyendo que todo era un sueño
articularon solo una palabra
al ver su rostro en la ventana.
Y esa palabra fue – Pasa

Los ojos de él brillaban de amor, de terror,
De deseos humanos que no podían ser ciertos.
Sus brazos te tomaron suavemente
como si fueras una rosa y
tomaste la cruz que colgaba entre tus pechos
y la estampaste en la frente del terrible amante.
Los gritos del enamorado llenaron la habitación

Se oyeron pasos en la casa.
Luces prendidas.
corridas, gritos, llantos.

Tus ventanas abiertas de par en par.
La cama vacía.
Sábanas desparramadas en el piso.
Tu crucifijo sobre el colchón.
Las ventanas bailando tal vez en la melodía de un corazón
que se suponía dormido.

Nunca sabrán de ti, mi niña
Que eres reina de una diosa llamada noche.
Reina del cielo corrupto,
pero nunca más humana.