Mundo egoísta en el que vivimos. Dónde
solo importa uno mismo, el propio beneficio y el qué dirán.
Malditos idiotas que corren por las
calles como si fuera una carrera de motos olvidando que alguien más puede salir
lastimado. ¿Tan importante se les hace llamar la atención haciendo ruido?
Gente caminando por las veredas
chocándose, colándose en las filas de los supermercados. Seguramente no están
tan apurados por hacer una obra de bien, desinteresada y sin beneficio propio.
Patrones macanudos que manejan los
derechos de los empleados a su antojo jugando con la necesidad, con la
ignorancia y manejando a las personas mezclando vida personal y llantos.
Núcleos familiares donde reinan el
ventajismo, el interés y la envidia, por sobre el amor, la ternura y las
palabras de apoyo.
Se matan. Matan inocentes por dinero o
por puro placer. Le quitan la vida a seres torturándolos, degradándolos y jamás
tendrán voz para defenderse. ¿Es tan genial maltratar un animal? ¿Es tan bello
el pelaje del animal que debemos tenerlo puesto encima?
Grupos de amigos que olvidan el
significado de la amistad y se revuelcan en los celos, las apariencias y el mal
juicio. ¿Para qué te acercarías a alguien si en realidad no quieres su bien?
¿Para qué falsear si somos libres de elegir quienes están o no a nuestro lado?
He pensado tanto estos días sobre los
comportamientos humanos y sus consecuencias. Me he dado cuenta que hay quienes
no solo no son capaces de amar a los demás, sino que son incapaces de amarse a
sí mismos. Van por allí pensando que los núcleos que formamos van de la mano de
conseguir provechos o de la patética competencia. Me duele en el alma escuchar
todos los días palabras dulces pero falsas, palabras que mañana se convertirán
en puñales por la espalda. Me lastima saber que un poco de dinero vale más que
un derecho, vale más que un abrazo sincero y palabras de afecto.
Así estamos hoy en día, viendo la
desgracia nacer, florecer y envenenar el aire, contagiándonos, mientras que la
mayoría se entristece y en realidad nadie hace nada. Nos vamos hundiendo como
un enorme buque en la mierda, en la desgracia. Tantas cosas por las que
podríamos luchar juntos y sin embargo no, somos enfermos individualistas, en un
sentido negativo, corrosivo para el alma, pobre alma alquitranada…
Yo me siento bien conmigo de todas
maneras, encontré la manera de no chocar con la mayoría pero de seguir siendo
fiel a mis convicciones, libre del resto, libre del hermetismo. Pierdo mucha
gente, es verdad, pero sé que están mejor lejos de mí. Así mismo tengo muchos a
mi alrededor que brillan de paz consigo mismos, ayudando con actos simples y
siendo sinceros.
Estamos destruyendo el mundo y la humanidad
en valores espirituales. Quisiera vivir este gran cambio del 2012 abriendo las
venas del humano y sensibilizando el corazón. La maldad genera cosas negativas,
así mismo el amor genera más alegría.
No quiero ver este desastre, pero
tengo que hacerlo para poder cambiarlo. No soy dueña de autoridad, ni de
dinero, ni de ninguna potencia significativa. Solo me queda hacer lo que está a
mi alcance y abrir bien los ojos, porque ayuda para brindar hace falta en todos
lados, en cada rincón, en cada corazón destrozado.