En tu nube de humo se presenta mi fantasma
Cantinero, luces bajas y susurrante rockola.
Un vaso desbordándose en la tormentosa aurora.
La cabeza gacha, eso brazos que solían ser míos
caen a los lados de tu cuerpo y mueren, no hay latidos.
De ese vaso su veneno beberás, lentamente tu suicidio.
Afuera el rumor del viento llora y luego calla.
En el iris enrojecido de tu mirada las nubes siempre
avanzan.
Se clava la daga en el alma; se mueren las luces del
alba.
Y yo que soy fantasma gris en este último suspiro de
madrugada
Bailo por ti hasta el fin, entre las sombras allí
mezclada.
Jamás te veo partir de tu butaca, tu cruz, tu caña.
Anima que no puede partir, enferma, enamorada.
Tu alma se pudre al sufrir, por mi ausencia, allí
entregada.
Qué nos ha hecho la vida al morir arrebatando
nuestras almas.