Dónde están todas las gracias que te debo
La gratitud infinita por la belleza de tus besos mojados en mi calor solitario
La compañía en la mirada protectora de tus ojos cristalinos, transparentes.
Las aguas que me bañaron y las veces que sentí los sabores desde tu vientre.
Huecos en mi haber, tantas noches frías en compañía de la angustia
Frustración al no poder sanar tus cortes con saliva
Y quedarme a la deriva en perdición, en busca de mi propio perdón.
Es que las cuestiones vanas se disuelven en nuevas auroras
Pero las intensas persisten como dinosaurios prehistóricos
Aun bajo la tierra, sin dudas de su existencia.
Dinosaurios carnívoros son las batallas perdidas
Y nosotros de rodillas y a merced, implorando clemencia
Tiendo mi mano al olvido en tímida reverencia.
Dame una tregua, vida, no para mí, sino para ellos
Señores del abismo y soñadores de tantos sueños
Que las brumas de los pecadores de hoy no sea culpa de ellos
Ni de sus dedos acusadores en busca de escudos humanos
Encontrando en carne viva el corazón en sus manos
Porque quien dio vida no ve sangre, sino cariño
No ve dinero, no ve propiedades más que un camino
Ese que te lleva a su propio ritmo, despacio en milonga hasta el cielo partido
En lágrimas doradas que rasgaron tus balas con atino
No vengas a llorar mañana, simplemente no lo hagas
Las palabras son las flores de hoy, las flores de la muerte estarán enterradas
Bajo la tierra no habrá abrazos, porque en tu alma no queda nada.
•“Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas.”
EL PRINCIPITO.
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