¡Dispara!
Somos
todos culpables, somos todos los mismos.
Reflejo
en un espejo, sombra sobre la pared, brillos en el agua;
estamos
ahí, pero no somos nada.
Cubiertos
de la tierra que convertimos en lodo
con
nuestra propia saliva. Deseando el veneno ajeno
en
un papel vil y malsano.
Somos
un mal, dispáranos.
Perdimos
la fe, caímos y no en vano
Fuimos
la migaja de pan para miles de tiranos.
Todos
nuestros besos son besos de la muerte
Nuestras
manos siguen vacías pero aun así
lo
tiramos a suerte.
Somos
culpables…
¡Dispara!
Todos nos disparamos, frente a frente, como si uno de nosotros fuese sólo víctima. Somos también victimarios de cada circunstancia.
ResponderEliminarQué real poesía, Euge.
Besos por dos :-)
Julie.
No hay que gastar polvora en chimangos ¿?
ResponderEliminarMuy bueno queridisima!
abrazoo