Soy rio. Déjame correr por todos los pueblos y envejecer con experiencias. Déjame besar sus manos con las olas, espejar sus ojos con el reflejo del sol. Déjame ser río, para no detenerme nunca.
Dame la libertad de recorrer las orillas más remotas, acariciar las costas que me acerquen al destino, ese que no tengo, ese que está rodeado de misterio.
Déjame ser río. Déjame ser el agua que lava tus pies. Purificar almas mientras disfruto al arremolinarme en tu piel, mimándola. Déjame ser tu agua, la vertiente íntima que no te detiene. Porque quiero ser río en la libertad de tu amor.
Río en el que nades, para que zarpes tu bote hacia el camino más largo que imagine tu locura.
Río sereno para que descanses tu mirada soñadora y alimentes tus deseos.
Río furioso para que no te dejes vencer por la crudeza, para que aguardes la calma en tu pecho.
Seamos charca, golfo, manantial y ensenada unidos en agua.
Seamos uno, seamos río fluido que no conozca sequía. Seamos uno sin detenernos.
El amor es un río.
Fluir como las aguas... tan limpias y claras como ellas.
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