miércoles, 25 de abril de 2012

Hacer nuestra parte...


Mundo egoísta en el que vivimos. Dónde solo importa uno mismo, el propio beneficio y el qué dirán.

Malditos idiotas que corren por las calles como si fuera una carrera de motos olvidando que alguien más puede salir lastimado. ¿Tan importante se les hace llamar la atención haciendo ruido?
Gente caminando por las veredas chocándose, colándose en las filas de los supermercados. Seguramente no están tan apurados por hacer una obra de bien, desinteresada y sin beneficio propio.
Patrones macanudos que manejan los derechos de los empleados a su antojo jugando con la necesidad, con la ignorancia y manejando a las personas mezclando vida personal y llantos.
Núcleos familiares donde reinan el ventajismo, el interés y la envidia, por sobre el amor, la ternura y las palabras de apoyo.
Se matan. Matan inocentes por dinero o por puro placer. Le quitan la vida a seres torturándolos, degradándolos y jamás tendrán voz para defenderse. ¿Es tan genial maltratar un animal? ¿Es tan bello el pelaje del animal que debemos tenerlo puesto encima? 
Grupos de amigos que olvidan el significado de la amistad y se revuelcan en los celos, las apariencias y el mal juicio. ¿Para qué te acercarías a alguien si en realidad no quieres su bien? ¿Para qué falsear si somos libres de elegir quienes están o no a nuestro lado?

He pensado tanto estos días sobre los comportamientos humanos y sus consecuencias. Me he dado cuenta que hay quienes no solo no son capaces de amar a los demás, sino que son incapaces de amarse a sí mismos. Van por allí pensando que los núcleos que formamos van de la mano de conseguir provechos o de la patética competencia. Me duele en el alma escuchar todos los días palabras dulces pero falsas, palabras que mañana se convertirán en puñales por la espalda. Me lastima saber que un poco de dinero vale más que un derecho, vale más que un abrazo sincero y palabras de afecto.
Así estamos hoy en día, viendo la desgracia nacer, florecer y envenenar el aire, contagiándonos, mientras que la mayoría se entristece y en realidad nadie hace nada. Nos vamos hundiendo como un enorme buque en la mierda, en la desgracia. Tantas cosas por las que podríamos luchar juntos y sin embargo no, somos enfermos individualistas, en un sentido negativo, corrosivo para el alma, pobre alma alquitranada…
Yo me siento bien conmigo de todas maneras, encontré la manera de no chocar con la mayoría pero de seguir siendo fiel a mis convicciones, libre del resto, libre del hermetismo. Pierdo mucha gente, es verdad, pero sé que están mejor lejos de mí. Así mismo tengo muchos a mi alrededor que brillan de paz consigo mismos, ayudando con actos simples y siendo sinceros.
Estamos destruyendo el mundo y la humanidad en valores espirituales. Quisiera vivir este gran cambio del 2012 abriendo las venas del humano y sensibilizando el corazón. La maldad genera cosas negativas, así mismo el amor genera más alegría.
No quiero ver este desastre, pero tengo que hacerlo para poder cambiarlo. No soy dueña de autoridad, ni de dinero, ni de ninguna potencia significativa. Solo me queda hacer lo que está a mi alcance y abrir bien los ojos, porque ayuda para brindar hace falta en todos lados, en cada rincón, en cada corazón destrozado.


1 comentario:

  1. El mundo está tan extraño o como diría Sonic Youth "The world looks red". Un problema para quienes sólo queremos vivir tranquilos, no sólo humanos, sino los que se llaman "animales", cuando en realidad hay humanos más animales que se enorgullecen de serlo, explotando al que les parece más débil.
    Parece ser mejor ser excéntrico, pero no acordarse de los valores que nos hicieron crecer. Es bien terrible, pero quedan unos pocos que si lo recuerdan, como tú. Eres grande Euge. Y eso nadie lo puede negar.

    Un abrazo.

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