sábado, 27 de noviembre de 2010

Avivadas de la vida puta.


Tengo un sueño enorme de brillar cada vez que ría. Tengo ganas de hacer, sentir y no echarme atrás. La vida tiene maneras crueles de mostrarnos la luz… ¿O será la única forma de que nuestra estupidez comprenda? En fin, en cada muerte hay un nacimiento y en cada alma mueren ilusiones, casi que en un 99% de los casos…el resto de los encuestados se suicidaron antes de contestar.

En toda situación extrema tenemos una pequeña epifanía, esta espero recordarla y llevarla conmigo a modo de talismán. Sinceridad y esperanza, eso es más o menos todo lo que hay que llevar en cartera todos los días. Todo lo demás viene de ahí, fuerza, espíritu, valentía y al final, la esperada recompensa.

Nadie sabe de qué se trata esa recompensa, es algo que varía según el transcurso de los años ¿Minutos tal vez? La recompensa es algo que nos da felicidad, y hay que concentrarse en eso, la felicidad, no distraernos en los paquetes variantes que van llevando a modo de posta, nuestro cometido. Un niño quiere un globo y una vez que lo tiene es auténticamente feliz. El globo se vuela y se pincha en la rama de un árbol. El niño llora pero rápidamente quiere un nuevo juguete, en el que encierra a modo de envase su felicidad. Nadie se muere por un globo pinchado, hay más globos, hay juguetes, hay un mundo entero.

La vida, aceptémoslo, es bastante cruel ¡Es puta! Pero hay algo en ella que nos enamora, tal vez es el hecho que nos hace firmar un acuerdo bastante serio y comprometido, yo prefiero enamorarme de las estrellas fugaces, de los suspiros de mi perro cuando duerme, del jugador que dribla dentro del área, de un solo de batería. La vida es todo lo que está bueno, lo que te hace latir. ¿Pensabas que tenía que ser todo lo contrario? Yo sí. Hay dos lados, cada cual elige qué color mirar. Y no te rías, para mí es nuevo.

A mí, gente, se me voló el globo, se me voló el puto globo…Tengo dos opciones y no quiero ver el lado maloliente, tengo flores a mi derecha, tengo rostros, abrazos, sonrisas, mates y tragos…tengo vida y nada de eso se lo llevó el globo…gracias a Kurt voló solo. Gracias a Kurt por las flores (que por supuesto, no han sido cortadas de la planta ;) )

Así pienso acostarme hoy, con todos estos proyectos que nacen en el simple deseo de ser feliz. Esto no lo conseguí sola, y tampoco se debe completamente al globo pinchado en la rama del árbol, se debe a mis amigos. Amigos, les debo un GRACIAS, con mayúsculas y un abrazo bien fuerte. Los quiero, me salvaron la visión y en cierto modo, la vida.

jueves, 25 de noviembre de 2010

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Todo lo que sentí

Salió en forma de lágrimas y vómito.

Y pensar que me senté a esperar

Una caricia sincera.


No hay excusas,

Solo son el veneno para las hormigas

Que termina matando la planta.

Tengo asco, tengo vergüenza

Y lamentablemente tengo odio.

Hubo demasiado tiempo para hablar

Y sin embargo lo utilizamos en quejas.


Soy lo que era antes, no es nada nuevo

Es como tenerte dos horas menos, eso es todo

La soledad será la misma, solo que ahora no soy miserable

No hay nadie que me señale, nadie que me tenga miedo.


El tiempo me dará la razón

El tiempo es sanador de heridas

Uno se equivoca

Otros hacen mal y esconden la piedra.


Mi tranquilidad está en lo que hice y olvidaste

Lo que escribí y nunca contestaste

Mi tranquilidad está latente

Solo duele no ser suficiente.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Color gris


Lástima que hayas entregado tu arma

Porque si no podías defenderte a ti mismo

¿Entonces no hay esperanzas?



Hoy encontré un balance entre estar y no estar

El blanco y el negro

Todo es lo mismo,

Todo se funde en vacío, ese es el balance.



Te digo…



Supervivencia no es lo mismo que vivir

Apretados contra la pared

Dándole cuerda al reloj

Para no perder la noción del tiempo.

Las generaciones caen en olvidos

Y son tapados con tierra.



No hables como si tus sueños fueran proféticos

Nacer vacío cuesta caro pero más feo es morir así

Somos todos peces pequeños en lagunas grandes

Estancados y contaminados

Somos prisioneros de nuestra utopía.

Somos ciegos.



Y si perdemos un amor nos caemos

Y nos astillamos como botellas

Quedamos inservibles y vacíos

Los logros se vuelven baratos y engañosos

Como piedras de fantasía

La autocompasión es una enfermedad

Que todos padecemos.



Y pavimentamos sobre los caminos

Que tanto nos costó caminar

A modo de tapar errores.

Y olvidamos que los intentos fallidos

Son prácticas del la enseñanza

Sobre nosotros mismos.



Y de qué me sirve apoyar la cabeza en la almohada

Y soñar para despertar una vez más como muerto

Tantas estrellas ahí que brillan llamándonos

E insistimos en agachar la cabeza

Mirar lo que está más bajo, lo que se vuelve difícil

Porque nos encanta lo imposible.



Y sufrir es un sillón cómodo

Donde nos sentamos por años

Sin cortes sin rasguños

Pero tampoco ganamos nada.

Tomando del pico de una botella venenosa

Que nos seca por dentro.



Y jugamos a ser detectives buscando nuestro fallo

Pero es imposible admitirlo una vez encontrado

Y así jugamos ser ciegos en el tablero de la contrariedad

En el que volvemos a empezar cada vez que termina un juego

Volcamos las fichas sobre la mesa

Y nos damos la mano por la gran victoria

Esperando deseosamente la derrota

Para sentir la ansiedad de conseguir una revancha.

miércoles, 17 de noviembre de 2010


El cielo gris que le cuenta una historia sobre su cabeza

Suave brisa que invade los sentidos

Lluvia, olor a tierra mojada

Y tocando el agua con la punta de los pies

Cantó sentada sobre el puentecito:


He de perder la vida

He de caer sobre el agua y se convertirá en cristal

Los peces me mirarán y saludarán en reflejos.


Y la lluvia cayó mojando sus vestidos…

La soledad de la campaña acobijó su cuerpo

Pero el cielo la olvidó por completo

Y ella cantaba mojando sus piececitos…


He de caer sobre el cristal derretido

Y con sus brazos frios me dormiré en el olvido

Los peces me guiñarán y alumbrarán mi camino.


Los nubarrones cubrieron el cielo

Gris torpeza del destino

Gris fue el color testigo

La lluvia humedeció su vestido.

Un magnífico rayo cayó desde arriba

Mucho antes de escuchar el tronido

Por el agua corrió, devastador, delirante

El piececito tocó

Con su dedo relampagueante.


La niña se fundió entre destellos como diamantes

El cielo crujió tal vez un aleluya distante.


Y cantaré con burbujas de aire

Bailando entre las corrientes, sonriéndole a los peces

Mirando los rayos del sol caer entre las olas

Como me mece el mar al compás de sus notas.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Tour por mi vida.


Un paseo por el tiempo transcurrido
olor a sal y frutas frescas, altibajos del destino.
Camino de dulces y aroma campestre
voces tiernas entre juegos del olvido.
Crecí en un mundo lleno de vida, donde podía entender lo que las plantas decían y donde los animales me contaban cuanto me querían. Simples jardines podían ser selvas salvajes donde exploraban mis muñecas, charcos de agua eran lagos prohibidos donde mis pies chapoteaban rebeldemente.
Nada era simplemente una palabra, las palabras siempre contenían enigmas que podían guiarme hacia guarida de duendes o pistas para un tesoro escondido. Las paredes siempre parecían puertas y todo era materia prima para crear cosas fantásticas.
Luego llegó la escuela, aterrador monstruo de fauces abiertas esperando para digerirme entera. De a poco las paredes empezaron a doler cuando intenté pasarlas, había voces excluyéndome, mirando un aspecto de mí en que nunca había siquiera reparado: el físico, la apariencia, razones por las cuales fui colgada de un hilo donde algunos estúpidos se practicaban tiro al blanco con sus palabras hirientes y rostros ladeados. Me hice de dos amigas, Agustina y la soledad. Agustina era mi fiel diablilla, siempre dispuesta a las travesuras. Compartíamos sueños maravillosos y montábamos espectaculos donde eramos las estrellas. Noble, sincera, ella era Agustina. Hace un tiempo retomé algún contacto con ella, sigue teniendo cualidades que la hacen especial, humana y sensible.
Mi segunda amiga era la soledad. Me montaba un sueño enorme donde la pequeña Eugenia podía ser alguien, en este mundo sí podía tener la mochila más linda, el calzado de moda o la nueva Barbie que hacía gimnasia. Esta amiga continúa su fiel compañía, pero ahora no soñamos, deseamos poco más que la felicidad.
De pronto la escuela había terminado y salí con vida. El monstruo no había terminado de digerirme aunque sí me masticó un buen rato, dejando sus mordidas como estampas en el corazón, llantos oprimidos al no pertenecer, deseos truncos y comentarios hirientes. Todavía paso por el portón de la escuela y la miro desafiante, como una presa que se escapó entre las garras, guardo rencor y ninguna añoranza, el edificio no es culpable de nada lo sé, pero guarda algunos de mis fantasmas.
Llegó la secundaria, U.T.U., un lugar donde podía reinventarme, tal vez hacer las paces con mi propio orgullo y salir adelante, borrón y cuenta nueva, hoja en blanco. Y así escribí mi historia, el capítulo de la adolescencia. Tormentoso pero feliz. Seguía siendo un ente que no podía pertenecer a nada, en eso ya no tenía dudas, pero descubrí felizmente que no era la única que poseía esas dificultades sociales. De pronto encontré el mundo de la música que me forjó, para bien o para mal, lo que soy ahora, ser simplemente lo que soy. Esa edad, es característica por tormentos y confusiones, yo no fui la excepción pero por suerte conseguí hacerme un espacio en la escritura y canalicé mis penurias escritos en versos. A esa altura nadie sabía que sin querer, me había convertido en una mala poeta, es más, aun conservo toneladas de papel donde experimenté la pintura, el dibujo y la poesía. Paupérrimos intentos de arte que jamás logré, pero que calmaban las ansias del alma a la perfección.
Perdí amigos, distancié relaciones porque ya no pertenecíamos a un mismo mundo, las realidades van cambiando y creo que eso está destinado a ser, no se puede crecer correctamente en un mismo ambiente, mucho menos cuando ese ambiente te atrapa a ser algo que ya no tienes contigo.
Conocí nuevas personas, rostros fugaces que cambiaban constantemente, amores ficticios y apasionados que duraron lo que una patada de chancho. Consumí el alcohol hasta el hartazgo, consumí drogas como si no hubiera un mañana, incluso la porquería del tabaco había adquirido a mi repertorio de excesos. Experimentar con sustancias no me llenó el espíritu, pero me enseñó muchas cosas, supe de caer y ver las manos que me levantaron, supe de los que se alejan para no ser mal vistos, supe de la fuerza que tengo en mí misma, supe de dar el brazo a torcer, supe que hay un límite donde hay que parar para no terminar con una placa de concreto como cabecera. Supe de crecer espiritualmente y de adquirir cosas en diversión, nunca para depender de ello como si fuéramos los putos conejos de Energizer.
Desde ahi mi vida llegó a un balance más o menos normal, lágrimas los sábados por la noche, falsos te quiero y amistades de oro. Intenté bailar alguna salsa con mis amigas en un algún baile pero sin nada que hacer volví a mis pelos revueltos cantando "Teen Spirit". Lloré pero luché mucho más aun para ser feliz, por lo menos sabía lo que tenía en mente, logré captar por allí un secreto y lo guardé en mi bolsillo derecho. Jugué de delantera y tuve tanto éxito que por fin me tuve fe, conseguí sonreír con sinceridad y tener miedo de morir por primera vez.
Mi familia se convirtió en talismán perfecto para ahogar mi vacío. Las tardecitas de verano con el mate pronto y transpirando de calor me hicieron calmar un poco las bestias. La abuela Coca que más que loca se convirtió en una imagen que mis ojos extrañaban, la añoranza de personas tan entrañables como Clemencia y Tota que ayudaron a mi niñez, ayudaron a darle tonos pastel y aroma a tomillo.
Y mi hijo, Danielito, al que llamábamos Michín, mi primogénito. Una bestia salvaje que se fundía en besos ásperos en mi nariz. Animalito salvaje al que salí incontables noches a separar de peleas atroces. Danielito que nunca apareció cuando lo llamé aquella mañana, esa mañana que me partió el corazón para siempre. Michín, que el cielo te mime como yo deseo.
Michín fue el hijo, pero también tuve un hermano, King, que jugó tardes enteras conmigo mientras mis padres dormían la siesta. King, que festejó años de su vida con una torta casera hecha por mí, en desastrosos intentos de cocina teniendo no más de 10 años. Nadie sabe que le compuse una canción con los únicos tres acordes que sabía en la guitarra, esa tarde que murió la toqué dos ves y luego la olvidé para siempre. King, hijo de Koqui y Acho, fieles hasta la muerte, bellos y dorados como el sol. Que el cielo también sepa guardarles la cucha más hermosa para los tres.
Nirvana y Chaka fueron perros de corta presencia en casa, lamentablemente no los disfruté como quise, ni me perdono no haber pasado más tiempo jugando y corriendo con ellos. Supongo que esas fueron algunas de las cosas que me quitó la época rebelde allá por el año 2000. Sus muertes fueron espantosas y no tengo ganas de ahondar en eso. Eran fieles y tiernos, que el cielo los guarde también y les diga que tengo un gran beso guardado para cada uno.
Luego de mi gatito sufrí demasiado, tanto que una compañera de trabajo me hizo un regalo, bah, qué regalo...EL regalo más hermoso que he tenido en mi vida: Molly. Era tan chiquita que cabía enteramente en mi mano. Habían tenido que sacarla del lado de su madre porque esta se había puesto violenta, así llegó Molly a casa, con muchísimo menos de tres meses, hecha una bolita de pelos. La colocamos sobre una cobija extendida sobre el suelo y no hacía más que gritar. Una vez que se tranquilizó hizo la cosa más tierna que vi, mientras yo le hablaba se volvió a mirarme y empezó a mover una colita de dos centímetros. Fue demasiado, la amé desde el primer segundo.
Molly fue tremenda, solo unos días después se robaba el gatillo del Cif y lo metía en una caja que habíamos convertido en su cucha. Era inquietísima y bella a más no poder.
A un año de festejar el cumpleaños de Molly, fui a comprar algo que no recuerdo al shopping. En el estacionamiento había un perrito abandonado. Era flaco, negro y con ojitos tristes, la imagen que por lo menos a mí, me representaba la canción "Callejero"
Algunos sabrán de mi amor completo hacia los animales, así que sabrán como no me resistí a llevármelo conmigo hasta encontrarle un hogar. Su pancita hervía de garrapatas, un espectáculo que le partiría el corazón a cualquier ser sensible. Lo llevamos al veterinario y con el tiempo logró recuperarse. Mucho no engordó, dado que ese cachorrito era cruza con galguito, así que de todas formas anda por allí con sus costillitas marcadas levemente.
Nunca le buscamos un hogar, se había ganado mi corazón y su estadía con nosotros para siempre.
Su mirada perdió lo opaco y dio paso a la picardía. Sus besos nos cubrían la cara mientras Molly miraba con recelo desde el piso.
César se enamoró de Molly y la cuida como a pocos, Molly es la mamá rozongona, clásico de un cusco malcriado. Cada vez que acerco la mano para toca a César cuando está acostado, levanta una de las patas traseras, la abre entregándose a los mimos. Eso fue lo primero que hizo cuando estaba en el estacionamiento del shopping, solo que ahí se acostó porque no tenía fuerzas para levantarse, hoy se tira en nuestra cama como un rey y nos mira con los ojos entornados.
Y eso rige mi vida ahora, Molly acostada casi sobre mi hombro y César en mis piernas, mientras yo acostada escribo en mi computadora un poco sobre mí y las razones de estar donde estoy. Algunas de las vueltas de la vida que nos retienen en un escenario del pasado y tantas decisiones que nos llevan al futuro sin pensar, como si fuéramos condenados de un dado imparable. La vida es cruel, la vida es bella, y para vivir hay que tener un coraje sobrehumano que hace poco terminé de conseguir, y a decir verdad, a veces me olvido de guardarlo conmigo. Cerrar los ojos es muchas veces más fácil que ver la oscuridad, pero lo malo en eso es que también te pierdes las ilustraciones que dibujan dioses como Cobain en lo alto del cielo. No es vida sin eso.
Al fin y al cabo qué gracia tiene la perfección cuando no hay algo fuera de contexto, es como comprar el cubo rubik resuelto o libros de autodefinidos completos. Yo soy mi propio autodefinido y aun no lo termino, soy un desastre total pero el desastre es mío.

jueves, 4 de noviembre de 2010

solo eso...


Está sonando la alarma del reloj

Ha llegado la hora de desmentir lo obvio

Me cansé del teatro egocéntrico

Y de corear tu nombre.


Solo déjame ser yo

Correré por mis propios medios hasta caer exhausta

Desnuda en un atuendo de piel patética en el que estoy envasada

Pobre físico lastimado, pero mío.


Apoyar mi cabeza sobre el pasto y dormir como nunca antes

Y soñar con miradas profundas

Lamer tus labios y saborear el néctar único del querer

Arremeter contra la imagen ficticia que germinó en tu cerebro

Aplaudir cuando lloren tus ojos, cuando se levante el telón.


La lluvia se acerca y deja que nos moje

Que limpie las almas y humedezca las ansias

Déjame saltar que es al fin lo que quiero

Ser libre, ser yo aunque sea un tormento

Despéiname y que se encargue el viento

No quiero vivir atada esperando “el momento”