viernes, 30 de diciembre de 2011

Brisa y destiempo al tiempo.


Brisa de la tarde, fresca y veraniega.
Vuela mi cortina, vuela la distancia como mi mente vuela.
Recorriendo entre las telas corro el lienzo del recuerdo
Y en tus piernas me acuesto, bajo tu mentón me duermo.
Brisa de la tarde que me regala un ensueño
Un dormitar placentero en el refugio del pasado,
cálido y terrible, como la vida, como la muerte
como un pasaje hasta tocar la comodidad de lo que no puede cambiarse.
Todo premeditado en un tarot mentiroso del que sigues ajeno.
Brisa de la tarde has que con las nubes se cubra el cielo
que la luz cegadora de la distancia me oprime el pecho.
Luz que me seduce tras los vidrios, refracta penas y adversidades
En la tarde, en esta brisa que remueve las cortinas junto con mi deseo perverso
de volver al pasado y cambiarlo todo…
Todo, todo en una explosión de violeta que me devuelve al piso,
al irrevocable ahora que casi está terminado, sellado y puesto en una bóveda.
A la que volveré otra vez como objeto que sobrepasa al tiempo.
Tiempo que desde hoy es brisa a la tarde de algún mañana.


lunes, 26 de diciembre de 2011

De árboles encantados


Dicen por ahí que por los campos más inaccesibles en el centro del país, existe un árbol revelador. Un ceibo que dicen mutar, morir o revivir dependiendo de los ojos de quien lo mira.
Se sabe por oídas que ese es el árbol de la felicidad. Pueden pasar miles de hombres y mujeres que juren ser felices pero solo será auténtica felicidad si el árbol se muestra verde y en radiante flor, como efecto de su encanto. A los ojos de un verdadero ser feliz jamás existió un árbol muerto, los mismos dichosos serán atraídos por la vivaz belleza de este ceibo, mucho más hermoso que ningún otro.
Tampoco se sabe el lugar específico donde se encuentra el mágico espécimen. Algunos tontos solo se creen felices a la vista de ceibos ordinarios y otros, aun peores, se quitan la vida bajo las ramas de cualquier árbol seco y dejan a su espíritu como un estúpido a la hora de relatar su muerte en reuniones con otros espectros.
Lo que no puede discutirse es la existencia de la falsa felicidad y más que yo sabrá usted que es mucho peor que la tristeza y algunos le temen a esto mucho más que a la mismísima amargura.
Tantas versiones hay de este mito que probablemente poco quede ya de ese relato original que se contó entre tabaco y tragos en viejas pulperías a horas confusas. Jamás se sabrá con exactitud si hay de hecho un árbol que rectifique dicha felicidad.
Yo prefiero contentarme a cada encuentro con un ceibo y a la vista de un árbol muerto silbo una milonga bien linda con afán de alejar cualquier tristeza que quiera alcanzarme.
Quizá no haya árbol encantado, ni pociones mágicas, ni siquiera una verdad. Tal vez el único encanto proviene del corazón y en la magia de ver la felicidad en simples detalles, tan simples como una flor, como un árbol, o un ceibo.


viernes, 23 de diciembre de 2011

Dame.


Me caigo. Estiro los brazos para alcanzarte. Sucia, avergonzada, rendida.
Y así me dejas sin más que la ignorancia. Ni siquiera una negación, una mirada, un escupitajo.
Yo he caído, sí. Pero aun guardo los despertares sonrientes, la humedad de la tristeza.
Y sí he caído, más no he muerto. Tal vez pensarás que en el bamboleo importante de tus maletines repletos de letras hay lugar para mi envidia. Pues no.
Mis ojos conocen las letras, las han visto marcadas a fuego en amor apasionado, en amistades fuertes que no se vencen con los años, en la empatía del ser que se arrodilló por el perdón ajeno. En esas letras poso mis creencias, mi tercer ojo y la paciencia para encontrar los brazos que me levanten.
Ese individuo que al actuar no pretenda ser héroe de la mísera pena, más ose quitarse el antifaz de esta fiesta hipócrita a la que llaman vida; sin caretas, sin beneficios de amores pre pagos, sin conquistas pobres de corazones resecos.
Dame los brazos cuando estés listo, sin pensarlo, sin dudarlo, sin cobrarlo. Dame…
las fuerzas para levantarme porque ya no creo en ti, humano.
Ya caí por tu golpe sucio, bajo, premeditado. Sí, yo caí y sigo dormida en mi bajeza. Tu existir está en vivir en carnes muertas.
Dame tus brazos para tirar de las cuerdas, que no se caiga el sol. Quiero creer que no todo está perdido y que la profundidad de tus adentros va más allá, entre los tonos eternos de tus ojos.
Dame la bondad de la que eres capaz como eres capaz de tanto daño. Deja de contaminar tu propio espíritu con ese manoseo manchado de avaricia, de apegos artificiales, del magnetismo a lo mundano.
Dame fe con actos porque esa será la prueba a mi creencia y no todo está perdido, porque aun pido tus brazos.


Y ya que estoy...Feliz navidad para todos los nosotros, que encontramos cualquier excusa para pasar un buen rato ;) 
 

jueves, 8 de diciembre de 2011

Vibraciones...

Da la vuelta,

mira al cielo,

baja el espejo

escucha vibrar la tierra

que es tu cuerpo.



Baja los párpados,

mira sin ver,

mira adentro,

cielo de un mundo fundido,

fiel tesoro.                     



Junta pétalos.

Convive con el fuego.

Nuevas lenguas.

Viejas almas.

Suena un trueno.                                                                                                                                          

quiebra la calma.



Siéntete solo

y chasquea los dedos.

Universo enorme

enorme soledad

se escucha el vacío.



Huele su pelo.

Acaricia su vientre.

Róbale un beso telepático

y cae en cuenta que vibra la tierra

esta tierra es nuestro cuerpo.