viernes, 21 de octubre de 2011

Avergüenza el ser humano.

Átame las manos para detenerme ya mismo, ahora, de prisa. Amárrame bien fuerte antes de que sea tarde, ya mismo. El dolor no es el mío, es ajeno, la vida que quito no es mía, pero así se va mi alma.

Cóseme la boca en puntadas apretadas y no me dejes más en la vulnerabilidad de los gritos. Soy esclavo de levantar la voz para subir mi autoestima y ver tus ojos asustados.
 
Cóseme la boca porque tengo hambre y el poder sobre tu vida alimenta mi ego.

Tengo hambre, criatura hermosa, cóseme la boca, átame las manos, ayúdame a salvarme a mí mismo.

No me dejes caer como escoria y error de vida, no me dejes ser un ser humano.

Quiero mi aura limpia para que en cada despertar te regale amor verdadero gracias a mi pureza.

Más que nada quiero respetarte infinitamente por la grandeza de tu existencia, bella criatura. Tengo tanto que aprender de tu honestidad y tu instinto vital tan puro.

Quiero observar tus hermosos colores sin querer usarlos en mí, sin el brillo que le daba tu existencia, con la que hacías también más brillante al mundo.

Quiero saber que el morder tu carne es tan profano como la de morder mi propia carne, la del hermano, la del “humano”.

No quiero sentir el olor de prendas caras porque ese es el aroma de la muerte, de la tortura y la cobardía.

Quisiera cerrar los ojos y pedir solo un deseo: que vivas en paz y que se te respete con igualdad, porque mirando con el corazón y la debida humildad la vida no tiene escalas de importancia.

Quiero salvarme, quiero ser sin tener que arruinarlo todo. Quiero amarte, animal hermoso. Soy una gran raza, un gran error, un horror ante tus ojos…y tu mirada debería ser imperturbable y ajeno al valor de una moneda. Porque una moneda jamás compró un alma ni un lugar en el cielo...



"Más que los actos de los malos,  me horroriza la indiferencia de los buenos."

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